[BQC] LA TAZA VACIA ; TIRO AL BLANCO


LA TAZA VACIA – TIRO AL BLANCO son los títulos de dos nuevos cuentos.

Espero que los disfrutes.

LA TAZA VACIA (CUENTO ZEN)TIRO AL BLANCO (CUENTO ZEN)

Es conocida la historia de Nan-in, un Maestro japonés que vivió en la era Meiji (1868-1912), y lo que le sucedió con un profesor universitario que fue a visitarlo intrigado por la afluencia de jóvenes que acudían al jardín del Maestro.

Nan-in era admirado por su sabiduría, por su prudencia y por la sencillez de su vida, a pesar de haber sido en su juventud un personaje que había brillado en la Corte. Aceptaba en silencio que algunos se sentaran con él al caer de la tarde, pero no debían importunarlo después de la meditación. Entonces, parecía algo serio y hasta hosco, pero no era más que la necesaria readaptación mientras trabajaba en su jardín, pelaba patatas o remendaba la ropa.

El prestigioso profesor se hizo anunciar con antelación haciendo saber que no disponía de mucho tiempo, pues tenía que regresar a sus tareas en la universidad.

Cuando llegó, saludó al Maestro y, sin más preámbulos, le preguntó por el Zen. Nan-in le ofreció el té y se lo sirvió con toda la calma del mundo. Y aunque la taza del visitante ya estaba llena, el Maestro siguió vertiéndolo. El profesor vio que el té se derramaba y ya no pudo contenerse.

– «¿Pero no se da cuenta de que está completamente llena? ¡Ya no cabe ni una gota más!»

– «Al igual que esta taza,» – respondió Nan-in sin perder la compostura ni abandonar su amable sonrisa -, «usted está lleno de sus opiniones.»

–  «¿Cómo podría mostrarle lo que es el camino del Zen si primero no vacía su taza?»

Airado, el profesor se levantó y con una mera inclinación de cabeza se despidió sin decir palabra.

Mientras el Maestro recogía los trozos de porcelana y limpiaba el suelo, un joven se acercó para ayudarle.

– «Maestro, ¡cuánta suficiencia! Qué difícil debe de ser para los letrados comprender la sencillez del Zen.»

– «No menos que para muchos jóvenes que llegan cargados de ambición y no se han esforzado por cultivar las disciplinas del estudio. Al menos, los estudiosos ya han hecho una parte del camino y tienen algo de lo que desprenderse.»

– «¿Entonces, Maestro, cual es la actitud correcta?»

– «No juzgar, y permanecer atento.»

Después de ganar varias competencias de tiro al blanco, el joven y algo presumido campeón, desafió a un maestro del Zen famoso por su habilidad como arquero. El joven demostró una notable habilidad técnica cuando impactó el centro de un apartado blanco en su primer intento, y después, cuando partió esa flecha con su segundo tiro. – «¡Allí lo tiene!»- le dijo al anciano, – «¡vea si puede igualar eso!» – Imperturbado, el maestro no sacó su arco, en vez de eso le hizo un gesto para que lo acompañara a la montaña.

Curioso sobre las intenciones del viejo, el campeón lo siguió, hasta que llegaron a un profundo abismo atravesado por un débil e inestable tronco.

Caminando tranquilamente hasta el centro del frágil y ciertamente peligroso puente, el viejo maestro escogió un lejano árbol como blanco, sacó su arco, y disparó un tiro limpio y directo.

– «Ahora es su turno», le dijo mientras regresaba distinguidamente hasta suelo seguro.

Mirando con terror el aparente abismo sin fondo, el joven no pudo forzarse a caminar sobre el tronco, ni menos disparar al blanco.

– «Usted tiene mucha habilidad con su arco», dijo el maestro, notando el aprieto de su desafiante, «pero tiene poca habilidad con la mente, que le deja aflojar el tiro».

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